lunes, 28 de diciembre de 2009

¡Feliz Falsedad!

Nestor Beñat
Es navidad y, como cada año, todo se tiñe del color de un anuncio televisivo, incluso los políticos. Los asesores de imagen y los depredadores de mercado afilan los últimos detalles para emborracharse de dinero durante estas fiestas y abundan unas frases que pretenden transmitir optimismo y esperanza ante un nuevo año en el que, según dicen, saldremos de la crisis.

“Hay que afrontar el año sin miedos”, dice Fernández Vara, con esa cara de preocupación tan ensayada que hace que una persona sin privaciones y en el poder parezca tan sensible a los problemas cotidianos. A propósito, José Antonio Monago pide “contra la recesión, austeridad”. Eso, en una Comunidad Autónoma (eufemismo ideologizante, claro), en el que estos personajes y otros de la alta política extremeña cobran como mínimo (si tenemos en cuenta sólo el sueldo público y no sumamos lo que ganan entre bambalinas) 4.000 euros, entre los que se lleva la palma Miguel Celdrán, alcalde de Badajoz, con un sueldo conocido de más de 70.000 euros al año. Por cierto, éste último ha pedido, como buen deseo de año nuevo, “que al final de 2010 se vea la luz”. Hay que tener la cara de acero para expresar los anhelos de gran parte del pueblo mientras no se comparten ni de lejos sus privaciones, mientras a costa de él mantiene su insultante opulencia.


Esta clase política parásita que se da la gran vida a costa de la gente a la que dice representar, gobierna en una región con más de un 20% de paradxs, y para que nos callemos nos hacen confiar en el “pacto social” que negociarán para vendernos de nuevo a todos frente a unos empresarios caníbales que no entienden de ética si no de beneficio.

En medio de este panorama nos venderán, desde sus sillones en el poder, sus soluciones como en un anuncio, con frases sonoras y esperanzadoras, pero vacías. Sorprendentemente consiguen que, aunque sepamos que al día siguiente de las elecciones todos van a traicionarnos, la mayoría de la gente acuda a votar esperando que todo se solucione. La verdad es que ellos no han solucionado nada más que su propia cartera y que si algo tiene que cambiar tenemos que hacerlo nosotrxs.

Esto ocurre porque tienen unos medios de promoción grandísimos, mediante pactos con empresas (ahora todo lo paga la publicidad), que les permite difundir sus mentiras en estéreo, en onda corta, larga, por vía satélite y terrestre, en color y en blanco y negro, en periódicos y revistas, y que todos traguemos diariamente unas mentiras que nos alienan y nos alejan cada vez más de la realidad de nuestras posibilidades.

Si gobiernan, es porque se lo hemos permitido. Ante esto, nos toca organizarnos, extender el apoyo mutuo y crear redes tanto de lucha como de autonomía e información.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Utopía colectivista y autonomía individual

Nelson Méndez y Alfredo Vallota
El concepto de autogestión emerge en el debate político y en la reflexión de las ciencias sociales a partir de la década de 1950, asociado a las experiencias entonces novedosas de los kibutzim en Israel, del modelo económico desarrollado en Yugoslavia tras el rompimiento con la Unión Soviética y más adelante, al comenzar los años 60, de iniciativas análogas en lugares como Argelia y Tanzania. Desde ese entonces, ha ido ganando peso como un tema importante a la hora de proponer y discutir formas de organización social y económica, lo que se explica tanto por los fracasos evidentes, o inconvenientes crónicos, de los modelos organizacionales que favorecen la concentración autoritaria de poder, como por lo atrayente de su enfoque radicalmente alternativo en cuanto a las posibilidades de racionalizar funciones y estructuras de la vida en colectivo, reclamando nada menos que romper con las tradicionales pautas de dominio jerárquico dentro de las instituciones, propugnando una distribución horizontal del poder, que conlleva un incremento de la participación y compromiso de los individuos con la tarea colectiva y un ejercicio de la libertad responsable.



Al ahondar en este tópico, sus raíces históricas, sus implicaciones teóricas y sus posibilidades prácticas, se ha hecho evidente que la autogestión –si bien bajo otras denominaciones– era un principio inseparable a lo que, desde mediados del siglo XIX hasta hoy, han sido las ideas y prácticas del anarquismo o socialismo libertario. Es por ello que, dando continuidad al esfuerzo de investigación que venimos realizando sobre la filosofía y práctica socio-histórica del anarquismo, consideramos necesario discutir conceptualmente la autogestión, meta y metodología en la propuesta libertaria1 para el presente y el futuro, a la que estas reflexiones aspiran a contribuir.

Sin embargo, la autogestión no es propiedad de los libertarios en cuanto bandera política, sino un carácter del ser humano, que se refleja a lo largo de toda la cultura occidental, aunque siempre reprimido por casi todos los modelos de institucionalización de la vida colectiva, especialmente las formas estatales. Para citar un autor, que nadie puede calificar de anarquista ni siquiera remotamente, recordemos cómo Aristóteles diferenciaba al hombre libre del esclavo. Dice el estagirita: “el que siendo hombre no se pertenece por naturaleza a sí mismo sino que es un hombre de otro, ése es por naturaleza, esclavo”2. Objetamos que se pueda ser esclavo por naturaleza, pero también Aristóteles reconoce que hay esclavos por ley, que son los dominados por la fuerza y a quienes los vencedores les imponen su dominio, como es el caso de nuestro tiempo3. Pero lo que hemos de destacar es que ya uno de los padres del pensamiento occidental señalaba que lo propio del hombre libre es ser autónomo, no pertenecer a otro, ser por sí y en sí, ser la sustancia de la propia existencia. Y ser autónomo no es otra cosa que tener la posibilidad de autogestionar su vida, que se traduce en autogestionar su trabajo, sus acciones, sus metas en el seno del colectivo al que se pertenece. De manera que bien puede decirse con Aristóteles que la autogestión es inherente a la libertad de un ser humano que se considera como tal y una condición para su plena realización.

Si bien el término mismo de “autogestión” aparece a mediados del siglo XX, el sentido más específico que ha adquirido, con el correr del tiempo, expresa dos ideas cardinales desde el siglo XIX para el socialismo libertario, en el afán de concretar la autonomía del individuo: el concepto de autogobierno, según el cual todos nosotros podemos prescindir de la burocracia y del Estado en la gestión social; y la propuesta de la colectivización, como mecanismo mediante el cual los trabajadores tomarían en sus manos el control directo de los medios de producción4. A partir de estas concepciones originarias, es importante apuntar que, para el anarquismo actual, el debate sobre la autogestión va mucho más allá de las ideas clásicas, pues resulta esencial adecuar la propuesta libertaria a las condiciones de hoy, resaltando además sus matices distintivos y positivos frente a los malentendidos e inexactitudes que parecen multiplicarse en la medida que este tema va generando un interés más amplio.

¿Qué es la autogestión?

Teniendo en consideración las ideas esbozadas, propondremos un núcleo central de definiciones, en base a lo que diversos autores contemporáneos han percibido como la concepción anarquista de la autogestión para centrar el tratamiento del tema en el aspecto social de la autogestión.

Para el ideal ácrata, la autogestión es un proyecto o movimiento social que, aspirando a la autonomía del individuo, tiene como método y objetivo que la empresa y la economía sean dirigidas por quienes están directamente vinculados a la producción, distribución y uso de bienes y servicios. Esta misma actitud no se limita a la actividad productiva de bienes y servicios sino que se extiende a la sociedad entera, propugnando la gestión y democracia directa como modelo de funcionamiento de las instituciones de participación colectiva.

Examinemos lo anterior con detenimiento a fin de señalar los aspectos distintivos. La autogestión se opone a la heterogestión, que es la forma de conducir las empresas, la economía, la política o la sociedad desde fuera del conjunto de los directamente afectados. Cuando decimos fuera nos referimos a que no es el conjunto el que asume la dirección sino un sector, que se aparta de la totalidad para usarla en su propio beneficio, como ocurre habitualmente en el mundo contemporáneo en el que el capital asume el control en su provecho. Tal es el caso en las empresas y la economía cuando las dirige el Capital, pero similar sucede en la política con los partidos o en la sociedad con el Estado. Esta distorsión se manifiesta en que este dominio heterogestionario se ejerce siempre mediante el poder, cuando no directamente por la violencia, y no con argumentos, ni razones valederas, ni consensos.

La autogestión es un proyecto o movimiento, es decir, no es un modelo acabado. Su estructura, organización y, aun su existencia, es y será fruto del deseo, el pensamiento y la acción de los miembros del grupo involucrado (una fábrica, una finca, una escuela, o la sociedad toda) sin preconceptos ni imposiciones, como también lo serán las modalidades que pueda tomar en cada caso.

La autogestión a la que nos referimos es social, no individual, pues aunque su meta es el individuo, no lo entiende en su carácter aislado sino como un ente que con-vive con sus iguales, de los que depende y que, a su vez, también dependen de él. En este sentido, la gestión la entendemos como la tramitación de diligencias para un asunto de interés individual y colectivo, lo que siempre implica la participación de más de una persona. Es claro ver que, si esta gestión se realiza en el seno de un grupo que persigue fines compartidos, mediante acuerdos internos y con otros grupos, sin coacciones exteriores, entonces para nada se afecta la libertad individual, permitiendo que un compromiso se alcance no sobre la base del sometimiento sino en autonomía responsable.

La autogestión es método y objetivo, es decir, su fin es ella misma en tanto plena participación del individuo en el conjunto social, asumiendo en forma directa y colectiva la marcha de su grupo y la única forma de lograr la autogestión es mediante la ejecución de acciones autogestionarias, mediante la práctica de la autogestión. Lo que queremos decir con esto es que la autogestión es como aprender a leer, lo cual únicamente es posible leyendo. No hay un patrón previo que nos lleve a la autogestión excepto su propio ejercicio en el seno de un colectivo. Volviendo a nuestro ejemplo de la lectura, no hay nada más inútil que un libro para aprender a leer, porque si no se sabe leer, no sirve y, si ya se sabe leer, tampoco, porque a leer se aprende leyendo y a autogestionar nuestros asuntos, autogestionándolos, y tampoco hay recetas para alcanzarla, aunque cometamos errores en la vía. Si a ver vamos, siglos de heterogestión no han logrado todavía que los aciertos sean más que los errores y no parece que se logre en el futuro.

Se mencionaron dos aspectos, social y económico, y en este último hay dos niveles: microeconómico y macroeconómico. En el nivel microeconómico, y ejemplificando con cualquier empresa productora de bienes o servicios, la organización autogestionada existiría cuando la dirección esté en manos de los trabajadores y no en manos exclusivas de los dueños, sean privados o el Estado. En el nivel macroeconómico, lo anterior se traduce en la pérdida de peso del Capital (privado o estatal) en las decisiones económicas, siendo los trabajadores y sus intereses colectivos quienes adquieren preponderancia y responsabilidad; creando para ello, que seguramente será necesario, nuevos sistemas de organización para la sociedad entera.

Dado el carácter social de la autogestión, entonces no podemos pensar que una dada empresa o asociación esté aislada de las acciones e intereses de otras complementarias y del conjunto en su totalidad. De manera que con ellas se han de establecer relaciones, seguramente regidas por los mismos patrones que rigen las relaciones en el interior de cada una, conformando el conjunto un modelo macroeconómico que, a diferencia de los actuales (sean pseudo-socialistas o capitalistas) no esté desligado de los empeños de todos y cada uno de los individuos, sin importar su particular ubicación en el contexto colectivo. Al contrario, lo refleja y traduce. Por supuesto que esto encierra la idea de un gran dinamismo, ya que los medios y metas serán variables de acuerdo a las cambiantes circunstancias y decisiones, pero fácilmente armonizables si a todos los anima el mismo espíritu de bienestar colectivo.

Extender la autogestión a la sociedad implica hacer desaparecer todos los centros de poder que ahora se reservan la gestión político-social, tales como las grandes corporaciones, los partidos políticos, las burocracias sindicales, el Estado, el Ejército, etc.; poniendo en manos de todos los miembros de la colectividad sus asuntos, sin intermediarios, sin dirigentes y dirigidos, organizándose de la manera que a buen saber y entender juzguen más adecuada. En este punto, como en el anterior, destacamos que, según hemos dicho antes y queremos reiterar, el proceso de autogestión se desarrolla autogestionando.

La imperiosa necesidad de dar lugar a nuevos modos de organización, hace que las fuerzas que tratan de evitarlo, como la burocracia sindical, los gobernantes demagogos, los empresarios, asomen otro concepto que los teóricos organizacionales enarbolan de cuando en vez y es el de cogestión. La cogestión es un modelo de participación caracterizado por la composición paritaria de las instituciones, especialmente en lo que se refiere a la toma de decisiones. En otras palabras, patronos y trabajadores participan en igual número en la dirección de la empresa (en el mejor de los casos), con la presencia de un hombre o agente “neutral” para resolver situaciones de empate. En general, este último papel se lo reserva el Estado.

Este sistema se inició en el proceso de reconstrucción de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial, especialmente en Alemania, donde opera bajo pleno reconocimiento institucional desde 1976 y, en menor o semejante grado, en otros países. Sin duda que este modelo intenta controlar la emergente voz de los directamente involucrados en la gestión, que son los trabajadores, dándoles una participación en algunos aspectos de la marcha de los negocios, la política o las instituciones con el fin de estimular su esfuerzo y compromiso. Sin embargo, éste es un pañito caliente porque no resuelve lo que está en juego, pues ha de haber un cambio radical para solucionar los numerosos problemas derivados de la situación vigente. Ninguna modificación superficial puede contribuir a saldar los problemas de fondo. Mucho menos ciertas opciones, como las de cogestión patrono-estatal, que lo único que significa es la apropiación del capital privado por los detentadores de la fuerza de las armas que acompaña al dominio político de todo Estado, sin que en esto los intereses de los trabajadores y la población en general participen en lo más mínimo, aunque ello se proclame4.

La autogestión libertaria es algo muy diferente de la cogestión. Como dijimos, la cogestión es una forma de participación, es decir, tener parte en una cosa. Pero tener parte, en este caso, significa admitir una estructura de jerarquía preexistente en la empresa, la fábrica o la sociedad, permitiendo a los trabajadores un aporte a la dirección de algo que, en definitiva, no les pertenece. En la cogestión se cede inteligentemente una parte del poder absoluto para conciliar o superar fricciones entre empleados y propietarios, pero de ninguna manera se pone en duda quien manda, quien tiene la última palabra, quien es el dueño: el Capital, sea privado o estatal, nunca los trabajadores.

La autogestión no es participación. En la autogestión no hay dueño del capital, privado o estatal, que participe o permita que el trabajador coparticipe. Es la totalidad de miembros de una empresa la que asume su dirección y administración. No se trata de limitar el papel del “natural interés de los capitalistas” en la conducción de la empresa, sino de transformar radicalmente la manera de concebirla. Con la autogestión la empresa no tiene que desaparecer, ni perder eficiencia, ni dejar de contribuir a la satisfacción de sanas necesidades, ni desatender a las necesidades de insumos, producción, costos, régimen de beneficios, ni siquiera del capital, según lo determine. Lo que tiene que cambiar es el polo alrededor del cual giran sus intereses y el modo de alcanzarlos. Si parece imposible, es lo mismo que sucedió cuando Copérnico dijo que la Tierra giraba alrededor del Sol y no el Sol alrededor de la Tierra. Y resultó que así anduvo mejor la astronomía, aunque tardó más de un siglo en ser aceptado. Tampoco debemos olvidar que el capitalismo tardó unas cuantas centurias antes de que lograra desplazar los modos de organización social, política y económica que le antecedieron. Pero, para llegar, hay que empezar a caminar y, a caminar, se aprende caminando.

A esto se suma que la autogestión anarquista también pretende -o si se quiere es paralela a- una transformación total y radical de la sociedad, y no sólo de la empresa, porque se trata de otra versión de la revolución copernicana. En cambio, la cogestión es un sistema de participación que no tiene impedimento en coexistir con cualquier sistema político y adaptarse a cualquier organización social previa. La autogestión es un intento de modificar la organización social y la noción de política, poniendo en manos de todos y cada uno, de manera directa y sin intermediarios, todos sus asuntos.

Para redondear lo planteado, resulta pertinente citar en extenso un texto5 que enuncia una versión bastante perfilada de la propuesta libertaria, además de exponer lo que desde el anarquismo se entiende por revolución social y que puede servir como punto de partida para discusiones en torno a este tema:

Decálogo de la autogestión

1. Autogestión: No delegar el poder popular.

2. Armonía de las iniciativas. Unir el todo y las partes en un socialismo federativo.

3. Federación de los organismos autogestionarios. El socialismo no debe ser caótico, sino unidad coherente del todo y sus partes, de la región y la nación.

4. Acción directa: Anti-capitalismo, anti-burocratismo, para que el pueblo sea el sujeto activo de la historia, mediante la democracia directa.

5. Autodefensa coordinada: Frente a la burocracia totalitaria y a la burguesía imperialista, defensa de la libertad y el socialismo autogestionario, difundido mediante la propaganda por los hechos, no con actitudes retóricas.

6. Cooperación en el campo y autogestión en la ciudad: La agricultura se presta a una empresa autogestionaria, cuyo modelo puede ser el complejo agro-industrial cooperativo. En la ciudad, las industrias y los servicios deben ser autogestionados; pero sus consejos de administración han de estar constituidos por productores directos, sin ninguna mediación de clases dirigentes.

7. Sindicalización de la producción: El trabajo sindicado debe convertirse en trabajo asociado con sus medios de producción, sin burocracia ni burguesía dirigiendo patronalmente las empresas.

8. Todo el poder a las asambleas: Nadie debe dirigir en lugar del pueblo ni usurpar sus funciones con el profesionalismo de la política; la delegación de poderes no deberá ser permanente, sino en personas delegadas, no burocratizadas, elegibles y revocables por las asambleas.

9. No delegar la política: Nada de partidos, vanguardias, élites dirigentes, conductores, pues el burocratismo ha matado la espontaneidad de las masas, su capacidad creativa, su acción revolucionaria, hasta convertirlo en un pueblo pasivo, dócil instrumento de las élites del Poder.

10. Socialización y no racionalización de las riquezas: Pasar el papel protagónico de la historia a los sindicatos, las cooperativas, las sociedades locales autogestoras, los organismos populares, las mutualistas, las asociaciones de todo tipo, las auto-administraciones o autogobiernos, locales, comarcales, regionales y al co-gobierno federal, nacional, continental o mundial.

Condiciones para la autogestión

Hemos mencionado que la autogestión abarca un cambio en la sociedad, pero un cambio en la sociedad se funda en un cambio en los individuos que la conforman. Para ello queremos mencionar tres condiciones generales, aunque seguramente hay otras, que es necesario satisfacer en el camino de ir construyendo la autogestión. Debemos aclarar que no son condiciones para iniciar la autogestión, sino condiciones que estimamos hay que cumplir si queremos llevar la autogestión a los niveles de satisfacción, felicidad y éxito que estamos seguros que puede alcanzar.

La primera es que, si el cambio social es la autogestión, significa que el cambio en los individuos debe ser la autonomía, asumir la libertad del manejo de nuestros asuntos. Pero, a diferencia de lo que hoy se estimula precisamente para controlarla, la libertad implica responsabilidad en el contexto social. Por supuesto, no una responsabilidad impuesta sino autónoma, la que permite la conformación de una sociedad ética. Una sociedad en la que los individuos no sean libres sino dominados y gobernados jamás podrá conformarse como una sociedad ética. Por ello, aspirar a una sociedad regida por principios éticos, requiere que sus miembros sean libres y responsables. En el caso de la empresa, esto se traduce en que cada uno de los integrantes, aunque realice una tarea específica, debe interesarse en todos los aspectos que se incluyen, para tener una participación positiva que aporte al conjunto desde su particular punto de vista.

El segundo es uno de los más difíciles cambios a los que la autogestión obliga y es el reconocimiento de la autoridad en reemplazo de la relación de poder que rige actualmente. El poder lo podemos entender como el dominio que una persona ejerce sobre un objeto concreto, que puede ser también otra persona, o sobre el desarrollo de una actividad, mientras que la autoridad es la influencia moral que alguien tiene derivada de una virtud. Esta diferencia se manifiesta de varias maneras: el poder siempre es impuesto, la mayoría de las veces por la fuerza como único argumento, mientras que la autoridad es libremente reconocida; el poder tiende a concentrarse mientras que autoridad podemos tenerla todos si alcanzamos el ejercicio virtuoso de alguna actividad, como un médico en materia de salud, un carpintero en asuntos de madera, un campesino en el cultivo de la tierra o un filósofo en el pensar; el poder se toma, se apropia, agresivamente la mayoría de las veces, mientras que la autoridad se otorga, resulta del reconocimiento que otros le hacen a alguien de su virtuosismo como músico, como administrador, como mecánico o como panadero.

La participación de un individuo en un colectivo autogestionario, de manera tal que le permita lograr su autonomía, encierra, por un lado, la responsabilidad de adquirir alguna virtud -diríamos las más posibles, pero al menos una- mediante el estudio, la práctica, la preocupación y el esfuerzo necesario, al punto que le sea reconocida por los demás; y por otra parte la capacidad de reconocer la autoridad de los otros en los campos en que han desarrollado sus virtudes o pericias. Fácil es de apreciar que, si así fuera, el poder apoyado en la violencia y la agresión quedaría relegado, porque nunca la fuerza fue argumento suficiente para imponerse, a menos que se admita que se imponga. El abandono de las relaciones de poder y el reconocimiento de la valía y autoridad de todos y cada uno es condición para lograr la autogestión.

Finalmente, recuperar lo que Kropotkin bien señaló en el comienzo de las discusiones sobre el darwinismo y que hoy todos los estudios científicos han probado a plenitud, y es que el resultado de la consolidación de nuestra especie sobre la tierra, hasta alcanzar los niveles que actualmente tiene, es el resultado de la cooperación entre los seres humanos. El humano no es un animal violento por naturaleza, no hay en él un gen de la guerra ni tampoco es alguien que pueda hacerse solo, como reza algún malintencionado refrán. Cada uno de los adultos de la especie es el resultado de la colaboración y cooperación de otros adultos que permitieron que superara lo que es la más larga infancia que hay entre los animales. En consecuencia, la guerra, la competencia, el egoísmo, no son algo natural sino adquirido, precisamente a partir de la institucionalización de las relaciones de poder que rigen desde que comienza a imponerse en algunas sociedades la diferencia entre gobernados y gobernantes, hace unos 10.000 años. Recuperar el modelo de relaciones de ayuda mutua, solidaridad, simpatía, amistad, colaboración, que fueron predominantes durante las decenas de milenios anteriores (se estima que nuestra especie homo sapiens sapiens data de al menos 140.000 años atrás), es también condición para el éxito de la autogestión y que, a su vez, sólo su ejercicio puede hacer posible.

Utopía y autogestión

Históricamente, el capitalismo es un modo de producción que logró integrar a su lógica a todas las instituciones sociales, y a sus valores todas las diferentes culturas, en un proceso de homogeneización sin precedentes, que en los últimos tiempos se ha etiquetado bajo el término de globalización. Si en verdad no inventó los mecanismos de explotación y dominación, no es menos cierto que acentuando y separando irreversiblemente los roles sociales, circunscribiendo y empobreciendo la existencia de los productores ya víctimas de mecanismos de expropiación, el capitalismo manifiesta toda la negatividad tanto de la explotación económica, como de la dominación política y cultural, que se traducen en la creciente alienación de la humanidad.

Al respecto, y antes de proseguir, queremos dejar en claro que no reconocemos como auténticamente socialistas a los numeroso tipos de Estado que se han declarado tales, desde el nacionalsocialismo, pasando por la Unión Soviética, China, los socialismos democráticos europeos, hasta las variaciones tropicales de estos temas. Consideramos que no han sido sino versiones del capitalismo de Estado en los que la propiedad está tan alejada de la gente como en el capitalismo privado, así como los beneficios y el bienestar general, la libertad, o siquiera la igualdad ante la ley y se equiparan en el control, la manipulación y las frustraciones.

Las estructuras tecno-administrativas de la empresa capitalista contemporánea se caracterizan por su carácter burocrático y heterogestionario, donde los trabajadores, y habitantes en general, pierden toda posibilidad no digamos de control sino de participación sobre la producción y gestión del todo. De la misma manera, el llamado Estado de Derecho acaba usurpando para sí, o para su burocracia y sus especialistas de la representatividad electoral, todo papel decisorio, siendo los ciudadanos meros espectadores a quienes sólo se llama para sufragar por esas minorías. La ley, en caso de que se cumpla, deja de ser una salvaguarda de derechos o normativa de conductas, para convertirse en instrumento legalizador del dominio.

Ante la creciente presión por abandonar esta permisividad, las élites dominantes fraguan opciones que les permitan beneficiarse, y asoman invitaciones convocando a “participar” más ampliamente. Ciertas teorías del management contemporáneo, tienen como prédica central exaltar las virtudes de la participación, cooperación e iniciativa de los trabajadores, re-bautizados como colaboradores. Abolir la conflictividad social, principalmente en el aparato productivo, es consigna en boga para la dominación en la posmodernidad, a través de un corporativismo o de un paternalismo feudal que se etiqueta como “autogestionario”, “cogestionario”, “participativo”, mentando con la mismas palabras sistemas totalmente diferentes.

La autogestión libertaria nada tiene que ver con estas caricaturas. Los valores de autonomía, auto-organización, cooperación, solidaridad y apoyo mutuo fueron históricamente valores opuestos a los del capitalismo, y se manifestaron en el movimiento socialista originario, principalmente en la corriente anarquista. De esto dan cuenta las experiencias más ricas de la lucha social, partiendo de la Comuna de París en 1871, pasando por la Revolución rusa de 1917 y la Revolución española de 1936, hasta llegar al Mayo francés del 68. No es una técnica para aumentar la inversión de recursos o los beneficios empresariales gestionando con más sagacidad, ni pretende reglamentar a los trabajadores en líneas de producción –sea a la manera brutal de Henry Ford o con en el guante de seda de Toyota- u ocultar que la automatización y la robótica están liquidando la necesidad de intervención humana directa en la manufactura.

La división social del trabajo, propia del capitalismo y de las diversas modalidades de democracia, se ve en la necesidad de promover la ilusoria participación de todos, para obtener tres resultados: creciente productividad, legitimidad -combatiendo la indolencia que es una manifestación socialmente peligrosa- y minimizar la conflictividad. Es suficiente ver lo que acontece con el ausentismo, la baja productividad, el estrés y el sabotaje en muchas líneas de montaje industrial en donde se ha desatendido ese problema. En el campo político, los rituales de la participación tratan de evitar las consecuencias de que los gobernantes se elijan con muy bajos porcentajes de electores, pues ¿cómo legitimar entonces sus discursos y sus políticas?

En los movimientos sociales contestatarios, como opciones de rebeldía ante el Estado y ante los modos de articulación jerarquizada y despótica inherentes al capitalismo, puede constituirse un modelo de organización asentado en prácticas colectivas e igualitarias y en relaciones de solidaridad y cooperación voluntaria tal como hemos delineado, configurado por grupos auto-administrados, cooperantes y donde no tuviesen cabida el autoritarismo y la dominación.

Ciertamente que esa organización voluntaria y no jerarquizada exige empeño personal, participación y conciencia, al contrario de las instituciones autoritarias que recurren a compras de conciencia, sumisión y fraudes, desalentando al pleno desarrollo con pretextos de especialización, con la represión y violencia como amenaza o en los hechos. Si bien esto dificulta y retarda la creación y desarrollo de nuevas formas de organización autogestionaria, incluso por una temerosa resistencia a la innovación, la huella de los valores dominantes y la rutina que tienden a apartarnos de novedades que implican un trabajo arduo y permanente de renovación y compromiso solidario. Pero nadie ha comprobado que el crecimiento no implique esfuerzo, y más el crecimiento como personas.

¿Será entonces la autogestión -y más aún la autogestión generalizada- una posibilidad real? Para el anarquismo la respuesta es sí, ya que la explotación y la dominación, con la consecuente miseria y alienación, producen resistencias y se constata la presencia en la gente de imaginarios testimoniando el deseo de otra sociedad, que exprese diferentes modos de organización y de relación entre los seres humanos -aunque no siempre están claros cuáles- donde sea posible la superación del estado actual de cosas. Ciertamente que la ruta de esa alternativa social no es tan corta y lineal como algunos pensaban, o queremos, incluso porque la historia nos muestra cuánto está interiorizado en todas las clases y grupos sociales el fenómeno de la subordinación y alienación. Más aún en nuestra sociedad, masificada y paralizada por la ideología del consumo y del espectáculo, las deficiencias educativas y una estimulada indolencia a plantearse caminos alternativos. El individualismo posesivo tiene raíces culturales profundas -y hasta hay quien dice sociobiológicas– pero trae como consecuencia explotación, muerte, guerra y alienación. Sin embargo, apelamos a la mencionada contribución de Kropotkin, en ningún modo desmentida por la investigación científica posterior, evidenciando que uno de los factores decisivos de la evolución de las especies ha sido la cooperación entre sus miembros, lo que resulta especialmente visible en el caso de la trayectoria de la humanidad, que niega rotundamente este egoísmo como algo natural en el ser humano.

La cuestión reside en saber hasta qué punto las sociedades humanas son capaces de llevar adelante su proceso de aprendizaje histórico y de re-creación de las estructuras sociales; o si la fuerza conservadora de la inercia mezclada con las tramas autoritarias del poder y el miedo estimulado, pueden congelar la creatividad e insatisfacción humana que recorre la historia. El camino de la libertad (superación de la dependencia absoluta a la naturaleza y al otro, por tanto construcción de la autonomía), esa senda que los grupos sociales y los individuos buscan a través de la historia, exige el fin de las amarras de la explotación, de la dominación y de la alienación, potenciando una relación auténtica y profunda entre el individuo y los que lo rodean. Pero no es un hecho inexorable, es el resultado de una decisión y de llevarla a la práctica. Es tal el reto que deben superar los movimientos por el cambio, si no quieren perderse en el atajo de las concesiones secundarias con que el sistema de poder ha engatusado a sus antagonistas -en el pasado al sindicalismo y los partidos socialistas, hoy a los nuevos movimientos sociales-, que, en la mayoría de los casos, ha logrado hacerlos virar a clientes satisfechos de la explotación y dominación que previamente condenaban.

La organización autogestionaria -autónoma con relación al Estado, al Capital o cualquier otra instancia de poder dominante- es libre asociación por afinidad y amistad, cultivada en relaciones inter-personales desjerarquizadas, lo cual le brinda un enorme potencial como instrumento posible para el cambio social. Pero asumir esa concepción no pasa por la mera adopción de algunos vagos principios teóricos, sino por una verdadera práctica que ensaye formas de asociación que apunten a un modelo igualitario, autónomo y legitimado ante todos por la acción de todos, una simiente al menos, del proyecto de la razón utópica para la sociedad global. Un modelo de participación directa e interactiva, en el que puede haber delegación pero hecha en términos acotados, con metas definidas, tareas determinadas, durante plazos limitados, revocables en cualquier momento con una ineludible responsabilidad de los delegados, que rechace la burocratización y esclerosis administrativa de sindicatos, partidos políticos y movimientos sociales entumecidos en los formalismos, contribuyendo al enriquecimiento espiritual de cada participante7, creando una cultura alternativa, pilar de las nuevas relaciones colectivas y ruta para la re-creación de la estructura social.

Ese fue el rumbo que comenzó a ser transitado por el movimiento libertario -con sus sindicatos, ateneos, escuelas, colectividades- desde el siglo XIX, interrumpido trágicamente por una convergencia de fuerzas negativas en el primer tercio del siglo XX, pero que actualmente, tras el derrumbe del capitalismo de Estado en Europa del Este y con el capitalismo neoliberal evidenciando su incapacidad ante los problemas humanos esenciales, se está en hora de retomar con lucidez y esperanza, siguiendo las huellas que Martin Buber llamaba Caminos de utopía, que llevan a la autogestión generalizada.

Los anarquistas han soñado con, y a menudo han participado y concretado en, todo tipo de iniciativas específicas de autogestión, incluyendo un mejor aprovechamiento de la tierra, sistemas rotativos de trabajo, esquemas de socialización de la producción, administración colectiva de empresas, etc. Estas son una muestra de independencia y de la viabilidad de formas alternativas de intercambio económico, con un gran atractivo pero siempre exigiendo muchos esfuerzos y atención frente a los obstáculos que representan los burócratas de alma que, con el pretexto del “realismo”, intentan desvirtuar ideas, anular iniciativas y hasta, en caso de haberlos, destruir sus beneficios auténticos haciéndolas parte del capitalismo. Sin duda que hay muchas más opciones que esperan ser visitadas, pero lo hecho hasta ahora basta para saber que se puede.

La palabra autogestión encierra un objetivo inherente al anarquismo, pero hoy el estatismo la ha reducido a una normativa de cooperación domesticada, desvirtuada, pervertida, deformada, sin que haya ninguna concesión real de poder en la elección de las metas, ni en la conducción autónoma a través de los caminos que el colectivo decida seguir para el logro de sus objetivos, ni siquiera en la administración independiente de los recursos a gestionar. Así como se proclama “democracia participativa” al régimen en que unos pocos deciden y luego participan a los demás lo que tienen que hacer, la autogestión tal como la pregona el Estado consiste demasiadas veces en que muchos consiguen los recursos y unos pocos deciden qué hacer con ellos, si no se los quedan amparados por el mismo Estado que se los proporcionó como contribución al desprestigio del ideal igualitario. Sin duda que en esto también convergen muchos trabajadores sin ver, como decía la poetisa, que son ocasión de lo mismo que culpan. Sin embargo, el espíritu de autonomía que va con la autogestión consecuente es una de las aspiraciones anarquistas, que la promueve en todos los órdenes.

Término que no es frontera...

Siendo un aspecto tan significativo de la propuesta ácrata, dejamos al lector la recomendación de profundizar en el conocimiento de la práctica de la autogestión libertaria, para lo cual, aparte de las referencias ya indicadas, sugerimos: la abundante bibliografía sobre las experiencias de la Revolución española, donde destacan los trabajos de Mintz (1977), Bernecker (1982), Souchy y Folgare (1977), y Cano y Viadiú (s/f); el completo volumen de Volin (1977) sobre la revolución campesina de Ucrania en 1917; el resumen de la Tesis de Maestría de Alejandra León Cedeño (2000); lo apuntado en diversos trabajos de la compilación de Iturraspe (1986); y la amplia documentación disponible en la página web de la Ecocomunidad del Sur (www.ecocomunidad.org.uy), de particular interés por tratarse de un colectivo que viene reflexionando desde la base de su propia vivencia autogestionaria iniciada en la década de 1950.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Anarquistas griegos

Esto esta pasando ahora...

viernes, 25 de diciembre de 2009

Información relacionada con el secuestro de la compañera Tamara

El 15 de Diciembre fue detenida en Madrid la compañera anarquista Tamara. Se la condujo hasta Barcelona por orden del juzgado de instrucción numero 25. Se le acusa del envío de un paquete explosivo dirigido a Albert Batlle i Bastardas, secretario de Servicios Penitenciarios de Catalunya, en el marco de una campaña de lucha por la libertad de Amadeu Casellas.
Número de cuenta de apoyo la campaña (para Tamara, gastos judiciales y de disfusión):
3146 8106 55 2503552727


Más info:

  • Información sobre la detención y solidaridad con Tamara [actualizado. 23-dic]
  • Situación actual de Tamara y traducciones al inglés.
  • Octavilla repartida en Barcelona
  • Dehesa Libertaria: proyecto de difusión anarquista

    Badajoz Libertaria cambia de nombre y de dirección, para pasar a llamarse Dehesa Libertaria (http://dehesalibertaria.blogspot.com/), con el fin de que otros proyectos libertarios de la región y alrededores puedan participar, contribuir a los debates, informar de noticias y convocatorias, etc.

    Tenemos el compromiso firme de enfrentarnos a toda autoridad, tanto del Estado como del capital, y contribuir a la organización de redes de lucha, agitación y difusión de nuestras ideas por el suroeste ibérico.

    Invitamos a toda la gente con ideas anarquistas o afines a que participe con nosotros enviándonos material, convocatorias y todo tipo de información a la dirección de e-mail dehesalibertaria@gmail.com. Creemos que en nuestra lucha es necesaria la unión y por ello aceptamos aportes de todas las expresiones del anarquismo (anarcosindicalismo, movimiento okupa, grupos de afinidad, anarcofeminismo, asambleas de base de estudiantes, trabajadores…, ateneos, distribuidoras anticomerciales, insurreccionalismo…)

    El sitio Dehesa Libertaria apoyará todas estas luchas e intentará contribuir a la máxima difusión posible de las mismas.

    ¡Por la anarquía!

    jueves, 24 de diciembre de 2009

    Solidaridad urgente con la FAU de Berlín

    Como probablemente ya sabréis, el 11 de diciembre la justicia berlinesa de forma sumaria dictaminó que la FAU de Berlín no puede autodenominarse «sindicato» o «sindicato de base».



    No se la ha ilegalizado como organización en sí, pero esta sentencia se traduce de facto en prohibir su labor sindical. El fallo del Tribunal Estatal de Berlín no es casual, sino que está en estrecha relación con el conflicto laboral que mantiene la FAU berlinesa con el cine Babylon, cuya junta directiva buscaba dicho veredicto.

    Os pedimos, por ende, solidaridad internacional urgente. Podéis, por ejemplo:
    • Realizar acciones de protesta ante las representaciones políticas alemanas (embajadas, consulados, etc.) o cualquier otro representante de Alemania en vuestros países.
    • Enviar cartas de protesta a la embajada alemana en vuestros países y una copia a la junta directiva del cine Babylon.
    • Enviar faxes de protesta al Tribunal berlinés responsable.

    Pronto podréis encontrar toda la información importante en http://www.fau.org/verbot. Se incluirá una lista de las instituciones alemanas en el extranjero, sugerencias, modelos de carta de protesta y los contactos necesarios.
    Para el sábado 19 de diciembre hay preparada una manifestación en Berlín. Cualquier acción que podáis organizar con tan poco tiempo, será bienvenida. Vuestra solidaridad no tiene por qué ceñirse a dicha fecha.

    Nota importante: Es posible que el fallo sea revocado de un día para otro, pero no vamos a quedarnos de brazos cruzados esperando a que esto ocurra. El mero hecho de habernos ilegalizado, aunque sea de forma provisional,
    requiere de una respuesta contundente. Por lo tanto, este asunto es de vital importancia para nuestros derechos como trabajadores en Alemania.
    Os informaremos inmediatamente en caso de que la sentencia sea revocada.

    Toda la información y trasfondo del conflicto está en los textos adjuntos.

    En solidaridad, Lars Röhm | faub5@fau.org | +49 1577-8491072 Freie Arbeiterinnen- und Arbeiter-Union angeschlossen an die Internationale Arbeiter Assoziation

    ----------------------------------------------

    Queda prohibida la labor sindical de FAU Berlín
    Llamada urgente de solidaridad internacional Desde el día 11 de diciembre de 2009 queda prohibida la labor sindical de la FAU berlinesa. La sentencia ha sido dictaminada sin vista oral y sin que la FAU de Berlín tuviese conocimiento de las medidas legales adoptadas por Neue Babylon Berlin GmbH, empresa con la que mantiene un conflicto laboral desde hace varios meses. La sentencia no sólo priva a FAU Berlín de sus derechos sindicales en el conflicto, sino que, además, le prohíbe autodenominarse como «sindicato».

    Trasfondo
    Desde junio de este año, la FAU de Berlín y su sección sindical llevan luchando por un convenio colectivo en el único cine semi-privado de la ciudad. A pesar de que recibe subvenciones públicas, sus trabajador@s
    reciben unos sueldos de miseria y no se respetan sus derechos laborales. Una parte importante de la plantilla está afiliada a la FAU de Berlín. Este conflicto, que representa el primer gran conflicto de la aún pequeña FAU Berlín, no sólo ha tenido eco en la capital, sino también a nivel federal (léase en Alemania, a nivel nacional).

    Los anarcosindicalistas en lucha, un boicot muy eficiente y presente en los medios de comunicación, mejores condiciones laborales y de gran alcance, y la participación de l@s propi@s trabajador@s, algo inusual en Alemania, han tenido una amplia repercusión en la opinión pública. Al aumentar la presión, hasta el punto de que los gerentes del cine no pudieron seguir negándose a negociar, intervino no sólo la esfera política, sino también el sindicato ver.di (adherido a la central sindical DGB) que, sin tener representación alguna en la empresa, entró en negociaciones con la junta directiva de Babylon. L@s trabajador@s fueron excluid@s a pesar de sus protestas.

    Hoy se sabe que detrás de estas negociaciones, hay un pacto entre los partidos políticos del gobierno de Berlín, el sindicato ver.di y la junta directiva de Babylon para quitarse a la FAU de Berlín de encima y calmar la situación. A pesar de ello, la plantilla y la FAU no se han callado. La empresa reaccionó con varios ataques jurídicos y ver.di con una campaña de desprestigio contra la FAU. Fueron prohibidas, por orden judicial, herramientas de lucha como el boicot y se puso en duda la «capacidad para negociar convenios» de la FAU (en Alemania esto es un requisito previo para poder firmar convenios colectivos). Al mismo tiempo, los gerentes demandaron a la FAU en varias ocasiones por distintas frases en notas de prensa y octavillas. Sin embargo, esto tampoco logró amedrentar a la FAU de Berlín. Así se llegó a la última sentencia que ilegaliza a la FAU como sindicato.

    La situación en Alemania
    Desde un primer momento, la FAU de Berlín ha sostenido que en este conflicto, por marginal que pueda parecer, no sólo se lucha por mejores condiciones laborales, sino por la libertad sindical como derecho fundamental en Alemania.

    En este país no existe ninguna tradición sindical combativa desde 1933. El llamado «sindicato único» DGB posee un monopolio corporativista protegido por la jurisprudencia que impide que surjan sindicatos alternativos. La autoorganización y la descentralización sindical no son características que estén legalmente protegidas o que se promuevan en los sindicatos de Alemania.
    El modesto conflicto de FAU Berlín en el cine Babylon ha demostrado que hay una alternativa sindical por primera vez en la historia de la República Federal Alemana. La existencia de esta alternativa no puede ser tolerada por los sindicatos del Estado y la esfera política, probablemente temerosos de que se extienda como
    un virus. La ilegalización de la labor sindical de la FAU se ha de ver en este contexto. La sentencia implica no poder constituir sindicatos acorde a la ley alemana, porque, aunque sea paradójico, la condición de Freie Arbeiterinnen- und Arbeiter-Union angeschlossen an die Internationale Arbeiter Assoziation sindicato depende del reconocimiento oficial previo. Los conflictos laborales llevados sin esta «legalización», sin la condición de sindicato oficial, puede acarrear duras sanciones jurídicas. En dos ocasiones, la FAU ha
    sido amenazada con multas de 250 mil euros o encarcelamiento en caso de no cumplir las sentencias. Por lo tanto, la FAU no puede desarrollar su trabajo sindical de forma legal a raíz de este dictamen. Otra vez l@s anarcosindicalistas aleman@s se ven amenazados con una nueva prohibición desde las de 1914 y 1933.

    El fallo judicial es especialmente licencioso por el hecho de que se declarase en un juicio sumario sin vista y sin posibilidad alguna de que la FAU tomase parte en él. Esto se debe también a la ausencia en Alemania del concepto de sindicato y a la arbitrariedad con la que los poderes deciden en materia sindical. La RFA ha firmado los acuerdos de la OIT, pero en la práctica éstas no existen, porque los grandes sindicatos, casi siempre en colaboración con la patronal, deciden lo que es un sindicato y lo que no. Los sindicalistas tenían más derechos con el Káiser en el siglo XIX y en los años 20. La situación actual en Alemania se parece a la situación de Turquía, por ejemplo, donde los sindicatos son ilegalizados con frecuencia.

    Obviamente existe la posibilidad de recurrir la sentencia, pero la FAU de Berlín no pretende agarrarse a ello como a un clavo ardiendo. A estas alturas todo es posible. El clientelismo político y el intento de acabar con toda iniciativa sindical de raíz son evidentes.

    Alcance
    El alcance de la sentencia es enorme y de materializarse será nefasto. Desde el viernes, la FAU de Berlín es un sindicato ilegalizado de facto. La sentencia podría extenderse a la FAU alemana en su totalidad. Como precedente repercutirá en el movimiento sindical y los derechos de l@s trabajador@s en general. Cualquier alternativa sindical no será posible al haberse sentado jurisprudencia. Esto es una novedad en la represión antisindical en Alemania. El patrón no sólo podrá elegir él mismo a sus sindicatos, sino que también podrá decidir qué es un sindicato. La lucha obrera, ya sea en el cine Babylon o en cualquier otra parte, será ilegal; la desmovilización de la clase obrera se institucionalizará aún más. Ver.di también es culpable por su participación anti-solidaria, y es muy probable que haya presionado para que tuviese lugar esta sentencia, ya que declararon por escrito que veían a la FAU como un rival y que era necesario actuar en contra de ella.


    Más información:
    FAU-IAA

    Compañero de CNT-Valencia encadenado y en huelga de hambre en solidaridad con Amadeu Casellas

    Amadeu Casellas Ramón, actualmente encarcelado en el Centre Penitenciari de Girona y recuperándose de la huelga de hambre que mantuvo durante 99 días, alternándolas con huelgas de sed.

    Por todo esto exigimos a las autoridades penitenciarias la inmediata libertad del compañero.
    Tenemos constancia, que el 5 de Septiembre del año pasado, a raíz de una huelga de hambre de 76 días, se llegó a un acuerdo tras la mediación del responsable del Sindic de Greuges, Ignasi Garcia Clavel.



    Que en dicho acuerdo se recogía, que tras la recuperación de la huelga de hambre, Amadeu debía iniciar un Programa Individualizado de Tratamiento (PIT), que una vez cumplido satisfactoriamente, le representaría un informe favorable de la junta de tratamiento, para la consecución de un permiso de 3 días, con el que consiguiera un contrato de trabajo en el exterior, y a su regreso, poder solicitar la aplicación del artículo 100.2, que le permitiría salir todos los días a trabajar al exterior, y dormir en prisión. Situación tras la que, después de mantenerla un breve periodo de tiempo, le representaría la consecución del tercer grado e inmediatamente después, la libertad condicional.

    Sabemos que dicho acuerdo se vulneró por parte de la prisión, pese al estricto cumplimiento por parte de Amadeu que, además, tuvo que superar algunas resistencias y dificultades; y que además, la junta de tratamiento envió a la Jueza de vigilancia penitenciaria un informe favorable a los permisos, seguido de otro desfavorable. Posteriormente, la dirección de la prisión, argumentó que Amadeu tenía una causa pendiente del año pasado y que hasta que no se resolviese dicha situación, no autorizaría su salida de prisión. Los hechos a los que hace referencia la prisión, sucedieron mucho antes de que se formalizara dicho acuerdo, por lo que dicha situación no debería de afectarlo. Sabemos que hay personas que salen con permisos teniendo causas pendientes. Que el riesgo de fuga se produce cada vez que se firma un permiso de salida y que si ese fuese un motivo para negarlo, nadie saldría con permisos de prisión hasta el cumplimiento de la condena. Tampoco se debería tener en cuenta, situaciones anteriores en las que Amadeu no regresó de algún permiso, pues esas circunstancias ya las ha pagado con condena y se le estaría aplicando un doble castigo.

    Además, conocemos la grave situación personal y de encierro en la que actualmente se encuentra Amadeu Casellas que, sin delitos de sangre, lleva ya más de 23 años en prisión y ha pagado un total de 31 años, si le aplicamos los más de 8 años de redenciones. Y eso sin contar el tiempo de preventivas que Amadeu manifiesta que todavía no le han abonado, lo que según él supondría que debería de estar en libertad, con el tiempo cumplido en exceso. En estos momentos, ha pesar que desde el juzgado de vigilancia se ha reconocido que no había motivos para la aplicación del primer grado que le habían impuesto arbitrariamente, se encuentra en segundo grado en la prisión de Girona, pero con las comunicaciones por locutorio con sus amigos y amigas, prohibidas. Además, se encuentra aislado del resto de presos, con los que únicamente coincide en las horas de patio.

    Por todo ello, y porque nos parece un abuso excesivo que se habría podido resolver de otra manera mucho menos traumática, nos adherimos a la solicitud de libertad inmediata para Amadeu Casellas Ramon, más allá de todas las razones humanitarias que concurren en su caso, porque ya ha cumplido la mayor parte de su condena y porque, además, reúne todas las condiciones para salir en libertad.

    En solidaridad con Amadeu Casellas, un compañero (Ángel), ha tomado la decisión de declararse en huelga de hambre y encadenarse en la facultad de Psicología de Valencia (Avenida Blasco Ibáñez) desde las 16 horas del 23/12/09, de forma indefinida hasta que se libere a Amadeu.

    ¡LIBERTAD AMADEU CASELLAS, LIBERTAD PRESAS/OS ANARQUISTAS!

    miércoles, 23 de diciembre de 2009

    lunes, 21 de diciembre de 2009

    Antología de la canción libertaria italiana (1864-1969)

    Dejamos como curiosidad una compliacion de canciones populares italianas de tematica y creacion anarquistas. Esta recopilacion se edito en 1973 bajo el nombre de "Gli Anarchici" y recopila cantos cuyos origenes estan datados entre los años 1864 y 1969, por lo que son una buena muestra de la cultura revolucionaria musical creada por los luchadores italianos a lo largo de un siglo.

    Descarga

    DISCO 01:


    * 01. Stornnelli d’esilio - 2:11
    * 02. Inno della pace - 3:10
    * 03. Inno dei lavoratori del mare - 4:44
    * 04. Già allo sguardo - 3:32
    * 05. Inno dei pezzenti - 4:37
    * 06. Quando l’anarchia verra - 1:27
    * 07. Dimme bel giovane - 2:11
    * 08. L’interrogatorio di Caserio - 1:20
    * 09. Canto a Caserio - 3:55
    * 10. Inno della rivolta - 1:52
    * 11. Il maschio de Volterra - 2:59
    * 12. Il canto della foresta - 1:24
    * 13. Le quattro stagioni - 3:49
    * 14. Inno individualista - 2:15

    DISCO 02:

    * 01. Addio Lugano - 3:19
    * 02. Inno dei malfattori - 3:30
    * 03. Battan l’otto - 2:35
    * 04. Figli dell’officina - 3:09
    * 05. Amore ribelle - 2:07
    * 06. Vorrei che il Vaticano - 1:04
    * 07. Stornelli antriclericale - 4:08
    * 08. Dai monte di Sarzana - 2:17
    * 09. Dimmelo Pietro Gori - 2:00
    * 10. Siam del popolo gli arditi - 3:58
    * 11. Sacco e Vanzetti - 3:36
    * 12. Canzone per Giuseppe Pinelli - 3:01
    * 13. Inno del Primo Maggio - 4:01


    Descarga


    domingo, 20 de diciembre de 2009

    Compartiendo impresiones, estrechando lazos

    Ayer, día 19 de diciembre, finalizaron las jornadas solidarias con las revueltas griegas y anticarcelarias que ha organizado el grupo libertario La Pitera. Durante la jornada, se proyectó el documental "Iluminemos la oscuridad", que trata sobre los hechos que se desencadenaron en diciembre de 2008 a raíz de la muerte del joven Alexandros a manos de un policía. Tras esto, se originó un debate muy interesante sobre las implicaciones, las consecuencias de las revueltas y otros elementos revolucionarios (represión, okupación, redes de consumo autogestionado...).

    Finalmente, la jornada terminó con un concierto de la mano de dos compas de Oropesa, Toledo, y una deliciosa cena aportada por todxs.

    viernes, 18 de diciembre de 2009

    Sale el numero 0 de "Tierra quemada"

    Se trata del organo de expresion del grupo "La Mecha", adherido a la FIJA.

    Descargar aqui.

    Editorial

    Sirvan estas líneas como presentación del Grupo Anarquista La Mecha, adherido a la Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas, y de su órgano de expresión, Tierra Quemada. Nuestro grupo se formó en febrero de 2009 y a todes quienes formamos parte de él nos unían unas inquietudes comunes: de una parte, la consciencia de vivir inmerses en un sistema injusto, deshumanizado y sin salida posible; frente a ello, la firme voluntad y el profundo deseo de alcanzar, a través del anarquismo, una sociedad nueva, libre, justa e igualitaria, donde lo que importe sean las personas y no los valores económicos o productivos, y donde no exista atisbo alguno de autoritarismo o preeminencia de unes sobre otres; por último, la convicción de que la única manera de encaminarnos hacia ello es a través de la acción, la difusión y la organización. Esta afinidad y la común necesidad de hacer algo, de no permanecer de brazos cruzados, fueron las que impulsaron el surgimiento de La Mecha y el inicio de su actividad como grupo.

    No se nos escapa que el actual panorama no es muy halagüeño. Muches hemos podido percibir entre la juventud un gran vacío ideológico y organizativo, fruto quizás de una mezcla de apatía, hedonismo y falta de valores de referencia y de formación ideológica. Resulta pasmosa la pasividad de muches jóvenes –y no tan jóvenes, por descontado– ante la cruel maquinaria que devora la humanidad, y entre aquelles a quienes sí preocupa el mundo en el que viven, muchas veces puede comprobarse una frustrante incapacidad a la hora de llevar a cabo estrategias de lucha, precisamente debido a ese vacío formativo y organizativo del que hablábamos. Hay desde hace años una cierta tendencia a actuar movides por la inercia y sin realizar el sano ejercicio del debate, de preguntarnos por qué hacemos las cosas de la manera en que las hacemos, y plantearnos qué otras alternativas se nos presentan. Esto ha provocado que los avances hayan sido mínimos, y la desvinculación y el desentendimiento frente a la realidad que nos rodea no hayan hecho otra cosa que aumentar.

    Es por esto que pronto surge en el grupo la idea de intentar atajar estas carencias a través de la difusión de textos, unos de reciente creación, otros rescatados de publicaciones y autors de distintas épocas, pero todos ellos, a nuestro parecer, de gran vigencia y actualidad por los temas y problemática que tratan.

    Creemos que el anarquismo organizado es la única manera –o al menos la más viable–de cambiar este mundo, y por ello hemos decidido dar a conocer distintas facetas del mismo a través de este periódico.

    Tierra Quemada pretende, pues, ser una aportación a la lucha contra este sistema opresor y por una sociedad libertaria. Nuestra intención es que salga a la luz con cada una de las estaciones del año, y cuál mejor para comenzar que el Otoño…

    Hasta el próximo número, Salud, Lucha y mucha Anarquía.

    jueves, 17 de diciembre de 2009

    Inauguración del nuevo Espacio Social Autogestionado en Hervás

    El Espacio Social Autogestionado La Barajunda es un lugar pensando para el encuentro, la confluencia, la reunión y la agitación. Esta iniciativa nace desde la necesidad por construir un lugar físico de referencia para las distintas realidades sociales, culturales y políticas que desde ópticas críticas y prácticas asamblearias vienen desarrollando su trabajo en Hervás.

    La Barajunda es un espacio donde se pretende vivenciar lo colectivo frente a lo individual, el acuerdo por encima de la imposición y el compañerismo frente a la competitividad. Todos y todas sabemos que el mundo está lleno de buenas intenciones, de magníficos teóricos, de estupendos libros donde se vislumbran futuras sociedades idílicas y también de manifiestos como este que nacen con una clara declaración de buenas intenciones. No suele ser difícil escribir o teorizar sobre lo deseado, lo difícil suele ser llegar a vivenciarlo, sentirlo, ponerlo en práctica, hacerlo real, contagiarlo. Porque sabemos el duro caminar de las experiencias prácticas, sobre todo si son colectivas, queremos alimentar cada pequeña llama que pueda ser encendida para abrirnos paso codo a codo por caminos a veces difíciles y sombríos.

    Vivimos una época que sufre de una gran pandemia, ocasionada por el virus del desengaño y de la resignación, el poder ha consumado su proyecto totalitario, que descansa en una enigmática docilidad de los individuos que lo padecemos y un sentimiento generalizado en esta parte del planeta de estar viviendo en el mejor de los mundo posibles. Todas y todos estamos dentro, nuestras vidas están en mayor o menor medida ligadas a la producción y el consumo, a la búsqueda de dinero, pero también a la soledad, a la frustración a la violencia, a la neurosis que subyace a una sociedad de personas aisladas e incomunicadas, el ser humano nunca se ha sentido tan solo en una sociedad tan masificada. Por eso La Barajunda conseguirá sus objetivos en la medida en que el espacio sirva como un lugar de encuentro para diferentes colectivos y personas comprometidas con diferentes luchas, valores, ideas o inquietudes que tengan en común la necesidad de seguir trabajando por la ruptura del aislamiento, la investigación de nuevas formas de organización y acción colectiva y la siembra de espacios donde florezca el afecto, el diálogo y la empatía. Sus puertas están abiertas para cualquier persona que quiera acercarse a conocernos, cada una de nosotras está en una búsqueda, pero en nuestras mentes afloran palabras comunes como compañerismo, calor, amistad, autoorganización, solidaridad, cooperación, apoyo, aprendizaje, experimentación, creación, ….

    El espacio ofrece varios recursos para uso y disfrute de las personas que quieran participar de él. Por ahora queremos construir un espacio de lectura y documentación escrita y audiovisual, una librería distribuidora con material en venta de los diferentes colectivos que componen el espacio, una tienda libre de dinero como vehículo de compra/venta, un lugar para proyecciones audiovisuales, un espacio de reunión y un rocódromo. Poco a poco otros proyectos e iniciativas irán dando más personalidad a La Barajunda.

    Nuestra forma de organización es asamblearia, es decir, toda persona y colectivo tiene la misma importancia que cualquier otra a la hora de exponer sus ideas y propuestas para debate y consenso de la asamblea, aquí no existe una jerarquía organizativa, un equipo directivo, un presidente, etc.

    Esperamos que este proyecto que hoy nace, tenga una larga y sobre todo intensa vida, ofreciéndonos un espacio donde día a día seguir construyendo nuestros sueños y ese mundo nuevo que anhelamos.

    miércoles, 16 de diciembre de 2009

    Presentación en Plasencia de la Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas

    Jueves, 17-12-09 a las 19:00hs, en el salón de actos del sindicato CNT Cáceres Norte, calle Julián Besteiro nº 5B. Plasencia.

    Como inicio del ciclo de conferencias y exposiciones organizadas por la Confederación Nacional del Trabajo y que se realizarán en el local sindical situado en la calle Julián Besteiro nº 5B de Plasencia, el próximo jueves se llevará a cabo la presentación de la recientemente constituida Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas (FIJA).

    El acto correrá a cargo de dos miembros de esta organización que en sus intervenciones analizarán la actual situación social desde un punto de vista anarquista exponiendo las posiciones de la FIJA en cuanto a objetivos, tácticas y finalidades.

    La FIJA (Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas) se constituye recientemente con la finalidad de que las ideas anarquistas incidan en la sociedad de tal manera que se recupere la conciencia social y de clase, con el objetivo de alcanzar una sociedad basada en la libertad, la igualdad y la solidaridad entre las personas, logrando un modelo de organización social que permita un equilibrio con la naturaleza, así como un desarrollo social basado en los principios anarquistas.

    Confederación Nacional del Trabajo CNT-AIT
    Sindicato de Oficios Varios Cáceres Norte
    www.cnt.es/extremadura
    Apdo. de C. 572
    10600 Plasencia
    Telf. 679786220

    martes, 15 de diciembre de 2009

    Insurrección en Grecia: Reflexiones, sucesos y comunicados sobre el levantamiento

    La revuelta en Grecia ha demostrado los sentimientos reales de la población, de la juventud sobretodo, pero no solo. El hecho de que no se parase la lucha aún cuando se sabía que el estado iba a tomar represalias contra los policías que llevaron a cabo el asesinato indica que se sabía que no era un hecho aislado sino parte del capitalismo, y que por tanto seguirían sucediéndose hechos similares. La gente no quería tapar uno de tantos errores del sistema sino mostrar con acciones el rechazo a un sistema que necesita de dichos “errores” para mantenerse. De la misma forma que el hambre en el Tercer Mundo no se sacia con donaciones sino mediante la formación de una sociedad justa e igualitaria, los asesinatos policiales no se solucionan reprimiendo al asesino sino eliminando el monopolio de la fuerza por parte del estado.

    Pero tampoco hay que engañarse respecto a los objetivos de la revuelta, la mayoría de los manifestantes declaraban motivos de orden económico, aunque les hubiese empujado a la lucha el asesinato de Alexandros. Las fallidas reformas económicas han sido más importantes a la hora de desatar la furia que el odio contra el sistema como un todo. Lo que es interesante atisbar en las movilizaciones es el alcance de unas herramientas que les permitan subir a cumbres más altas. Cuando los medios son limitados no existe la posibilidad de alcanzar fines ilimitados, pero al recoger las armas de largo alcance que los anarquistas griegos han difundido, para una buena parte del pueblo griego se presentan mayores probabilidades de atacar al sistema en su totalidad en un futuro . Poder es querer, y no al revés. Si lo pacífico y el diálogo solo sirven para reformas parciales que serán contrarrestadas por retrocesos en otros ámbitos, la respuesta decidida contra los que solo ofrecen un diálogo contaminado desde el principio desenmascara al verdadero enemigo, aquel contra el que hay que luchar incesantemente.

    Respecto a las posibilidades que nos abre el momento actual, el enemigo real solo se vislumbra en momentos de conflictividad generalizada, nunca a escala reducida. Miles de Atenas en llamas repartidas por todo el mundo nos llevarán a la verdadera zona de combate, hasta entonces solo cabe prepararse y abrir el camino poco a poco, en todos los frentes. La única lucha real es aquella que se enfrenta al núcleo escondido tras los fantasmas de los falsos enemigos y aliados. La realidad de la lucha se descubre tras ganar la lucha por lo real.

    Leer el texto completo en Klinamen

    Grupos de afinidad

    Escrito por: Notes from Nowhere
    Traducido por: Re-Evolución! Agrupación contra la Civilización Capitalista.

    El grupo de afinidad es la unidad básica de la acción directa. Es un sistema autosuficiente que puede desarrollar por sí misma muchas y diversas acciones o puede trabajar con otros grupos de afinidad cara una meta común en una acción más grande. Los grupos más efectivos consisten en 5 a 15 personas, y normalmente se fortalecen con el tiempo. Se diferencian de los grupos de amig@s en que tienden a tener cosas en común, hay una ausencia de jerarquía, y con el tiempo, se puede desarrollar una profundad confianza en la inteligencia colectiva, permitiéndonos liberarnos de algunos de nuestros prejuicios y a considerar que es lo mejor para el grupo.

    Cada grupo de afinidad debe decidir como van a tomar las decisiones y que es lo que quieren hacer. Este proceso empieza cuando se forma el grupo de afinidad. Si una nueva persona quiere unirse al grupo de afinidad, debe enterarse de cual es la forma de pensar del grupo de afinidad y que pretender hacer, y si es compatible con ella. Lo ideal, es que tengáis una idea compartida de vuestras metas individuales y colectivas para la acción o la campaña, que ayuda necesitaréis de otr@s, y que puede ofrecer cada un@. Ayuda el que tengáis acuerdos sobre ciertas bases: en cuanto la actividad, la espíritu, la no-violencia, lo militante, o el riesgo que estáis dispuestos a asumir –de todas maneras vale si pasáis tiempo trabajando en algo junt@s, tocando música, o si paráis junt@s, para esto. La cuestión es que hacer cosas conjuntamente es más seguro, y más divertido, que hacerlas sol@.

    El concepto de “grupo de afinidad” tiene una larga historia. Se desarrollo en Cataluña durante la Guerra Civil Española, cuando los anarquistas, comunistas, y otros libertarios luchaban desesperadamente contra Franco y los fascistas. En 1969, los grupos de afinidad organizaron bloques masivos no-violentos durante la ocupación por 30.000 personas de centrales nucleares en el Ruhr en Alemania. En 1971 en los EEUU a ocupación de la central nuclear de Seabrook, donde 10.000 personas fueron arrestadas, los grupos de afinidad fueron la clave, como lo fueron a través del áltamente exitoso movimiento antinuclear. Más recientemente, fueron utilizados con excepcional éxito en las acciones de masas antiglobalización en Seattle, Praga o Québec, donde la manera abierta de organización creó un marco de trabajo dentro del cual los grupos de afinidad pudieron proyectar acciones autónomas.

    Los grupos de afinidad forman los cuerpos básicos de tomas de decisiones en muchas acciones de masas; también trabajan comúnmente juntos como grupos de estudio, o proporcionan servicios a sus comunidades. Dentro del grupo, hay un montón de tipos de roles que sus miembros pueden desarrollar, que pueden incluir: enlace con los medios de comunicación, organizador/a de encuentros y asambleas, tomador/a de actas, alguien entrenado en primeros auxilios, alguien encargado del tema legal…

    Además de cubrir estos roles, el grupo de afinidad puede especializarse en alguna forma de interacción con otros grupos, o operar dentro de la acción de la comunidad. Puede haber grupos de afinidad especializados en Copwathching (Vigilar a los Policías), comunicación, cuidados sanitarios, teatro callejero, bloqueo (de carreteras, talas o construcciones). Bien enfocados, cada grupo de afinidad forman una Network (Red de Trabajo) que logran exponencialmente más de lo que el mismo número de activistas no-afiliad@s podría lograr jamás.
    Lo que tenéis que recordar es que el grupo de afinidad os pertenece a vosotr@s –podéis decidir que acciones y que grado de riesgo estáis dispuesto a asumir. Conseguir juntarse gente creativa es uno de los actos más potentes de resistencia.

    "Dios y el Estado", de Mikhail Bakunin

    Archivo Mikhail Bakunin
    Este ha sido sin duda el libro de Bakunin más difundido a lo largo del tiempo y tiene una enorme importancia para entender el pensamiento materialista y revolucionario del autor.

    Muchos han descrito a este libro (compendio de textos de Bakunin publicados bajo este nombre por Cafiero y Reclus) como un simple combate a las ideas religiosas, sin embargo, es todo un debate encarnizado frente al idealismo como escuela burguesa de pensamiento. Al mismo tiempo, este documento es toda una defensa filosófica del materialismo y de la revolución obrera contra el Estado y la propiedad.

    Descargar "Dios y el Estado"

    lunes, 14 de diciembre de 2009

    El mito de la nacion

    Todas las madres y todas las patrias nos quieren pequeños para que seamos más suyos. La diferencia es que la madre llora y acaricia; la patria detiene y castiga. J. Benavente

    Dadme un Estado y construiré una nación. Josef Pilsudski (líder independentista polaco)

    Si bien creo que la visión anarquista del nacionalismo -concepto político para nada unidimensional, ni por su propia amplitud y ambigüedad, ni por los numerosos rechazos que recibe- es negativa, las más de las veces, por unos nítidos principios ideológicos que pretenden superar la parcelación patriótica, étnica o identitataria, y establecer estrechos lazos de colaboración entre los pueblos con el fin de expandir la libertad y la cultura, conviene analizar con detalle un fenómeno complejo, enmarañado con el tiempo, que es utilizado por todas las opciones políticas estatalistas y jerarquizantes. Conviene dejar claro, a priori, la asociación política que conlleva el nacionalismo político al llamado "derecho de autodeterminación", que aspira inevitablemente a la creación de un Estado para administrar sus intereses, por lo que las ideas libertarias se muestran, obviamente, opuestas a semejante objetivo.

    Algunos puntos de vista anarquistas del nacionalismo
    En el protoanarquismo, se puede comprobar que Proudhon observaba la nación disociada del Estado, como parte de un engranaje de organización federativa, clave para la construcción del internacionalismo en la futura sociedad; poseía esta visión un carácter flexible y descentralizador y debía sustentarse en otras entidades autónomas como la región, el municipio o el barrio. Para Bakunin, la formalmente llamada "liberación nacional" de los pueblos sometidos estaba indisociablemente unida a la revolución social antiestatista y federalista -es conocida su visión al respecto sobre los distintos pueblos eslavos, enfrentados a los imperios ruso, austriaco, turco y prusiano-, negando, a priori, cualquier derecho histórico o político ya que la voluntad del pueblo se encontraba por encima de todo; opinaba que la nación es para los pueblos lo mismo que la individualidad para cada uno, un hecho natural y social, un derecho inherente a pensar, a hablar, a comportarse y a sentir de una manera propia, enfrentada a los Estados, tendentes a anular esa libertad tanto en naciones como en individuos. Es importante insistir en la divergencia ideológica de Marx y Bakunin, también notable en este aspecto. La visión del alemán, insistente en su teoría de la expansión económica y desarrollo de las fuerzas de producción que desembocarían en el socialismo, negaba cualquier particularismo local o nacional -y, por lo tanto, negaba cualquier movimiento independentista o revolucionario a nivel local- ya que sería absorbido por el gran proceso. De nuevo estamos ante un conflicto polémico que conlleva demasiados vericuetos, especialmente con la perspectiva histórica que nos da la actualidad. Sin embargo, hay que destacar el mayor acierto y honestidad del anarquista ruso -al menos, en aquel contexto histórico- frente al pensador germano. Hay que matizar que para Bakunin la nacionalidad, separada del Estado, no era un principio universal ni un ideal en sí mismo, sino una consecuencia histórica, un hecho local del que tienen derecho a participar los pueblos. Kropotkin no se encontraba muy lejos de su compatriota en sus análisis de los movimientos de liberación nacional, los cuáles no podían tener un carácter meramente nacionalista ya que los factores económicos y sociales eran vitales para su lucha anti-imperialista. Consideraba que los libertarios debían estar al lado de esta lucha contra la opresión, y darle un mayor énfasis a la cuestión social.
    Rudolf Rocker, gran pensador y activista del anarcosindicalismo, en su obra Nacionalismo y cultura, se muestra claramente reacio al concepto que nos ocupa al ver una "voluntad de poder" detrás de todo lo nacional y considerar que "el aparato del Estado nacional y la idea abstracta de nación han crecido en el mismo tronco"; la separación de unos pueblos y otros tiene su génesis y su fortalecimiento en la opresión política de los Estados. Consideraba el teórico alemán que existía una clara ruptura entre la cultura y el nacionalismo, ya que era mucho más influyente en el individuo su entorno intelectual que el llamado "espíritu nacional". El "nacionalismo cultural" es indisociable de su vertiente política, mostrando las mismas aspiraciones de dominio. Para Rocker, la separación entre pueblo y nación era tan clara como entre sociedad y Estado; bajo ningún concepto se puede considerar el Estado como un efecto de la nación, más bien a la inversa. La conciencia nacional, al igual que la religiosa, no es innata en el ser humano, sino algo impuesto por el ambiente o la educación, una traba más en la definitiva emancipación universal. Es este criterio el que, bajo mi punto de vista, más se ajusta a la visión general anarquista, el de considerar a todo nacionalismo fundamentalmente reaccionario, ya que pretende la uniformización de una comunidad en base a unas creencias predeterminadas. El nacionalismo se mostraría como una creación cultural apriorística elevada a la categoría de sujeto colectivo, que se eleva por encima de los individuos y los relega a una condición histórico-cultural parcelada; se establecen así, artificialmente, diferentes identidades que abundan en la separación y falta de colaboración de la humanidad. Insistiré, que este análisis no difiere demasiado del que se haría de la religión desde una óptica libertaria. El mismo Rudolf Rocker afirmó que el nacionalismo constituía la religión del Estado.

    La visión del nacionalismo en los libertarios españoles
    No es casual el nombre que adoptó el proletariado militante, que engrosó la popularmente conocida como "Internacional", y que, posteriormente, solo los seguidores de Bakunin se mantendrían fieles a un internacionalismo empeñado en acabar con todos los mitos ideológicos que supusieran opresión de alguna índole, incluido el de la patria y su concreción política, la nación.
    Ya en los primeros análisis de los anarquistas españoles, pueden observarse dos lúcidos enfoques en la crítica al patriotismo -mantenidos, a mi entender, fortalecidos por el tiempo y la historia-. Uno, puede decirse abstracto, humanista y racional, señala la división impuesta y artificial que la humanidad sufre por las llamadas patrias, allí donde debiera haber fraternidad universal y cosmopolita, basada en los valores comunes y calidad de todos los seres humanos; otro punto de vista libertario que analiza la deformación ideológica llamada patria, sostiene que ésta supone una perpetuación de los privilegios de clase y de la sumisión de los trabajadores en aras de anular su unión supranacional. La aceptación de una supuesta confraternización entre miembros de un mismo territorio nacional resulta, incluso, una falacia si se observa que existe mayor solidaridad entre integrantes de una misma clase, oficio, etc.
    El patriotismo puede ser entendido como un sentimiento natural de apoyo al lugar y de solidaridad con la sociedad en que vivimos. Pero, de ninguna manera, debe convertirse en barrera egoísta que nos aísle y enfrente a los demás pueblos; es necesarios ampliar ese sentimiento patriótico -que pudo tener su origen en la familia o en la tribu- al resto de la gran familia humana, bajo el lema de la fraternidad universal. El gran teórico español Ricardo Mella señaló el nacionalismo regionalista como la expansión de un particularismo retrógrado y de un sentimiento atávico tan rechazable como el centralismo al que se opone. De nuevo es importante acudir a la memoria histórica y al pensamiento de hombres adelantados a su tiempo, al ver en este comienzo de un nuevo siglo cómo el panorama político que sufrimos sigue enfrentando a españolistas con regionalistas, a centralistas de diverso pelaje con aquellos que pretenden construir su propio Estado, no por pequeño, necesariamente menos despótico; el factor social queda, naturalmente, en un segundo plano dentro de este triste circo de luchas nacionalistas de diferente índole. Volviendo a algunos análisis libertario de los anarquistas españoles en la historia, consideraron que la aceptación de una supuesta confraternización entre miembros de un mismo territorio nacional resulta, incluso, una falacia si se observa que existe mayor solidaridad entre integrantes de una misma clase, oficio, etc. No hay que ignorar algunas críticas a esta visión libertaria generalizada por pecar en algunas ocasiones de demasiado simple, ignorando las raíces del fenómeno nacionalista, regionalista o españolista, en toda su complejidad.
    El movimiento libertario español, y el anarquismo en su conjunto, se mantendrían leales a su afán internacionalista que conllevaba la desaparición de las clases y de las naciones. No así la vertiente autoritaria del socialismo que ya en la II Internacional hizo ver su faz estatalizadora y acabaría utlizando la cuestión nacional como estrategia, abandonando su origen socialista cuya idea-fuerza era que "los trabajadores no tienen patria" o que ésta la constituía el mundo entero.
    Voy a tratar, en el siguiente punto y a un nivel más personal, de insistir en algunos aspectos del mito nacional que ya he mencionado por boca de autores clásicos.

    Mitología nacional e identificación con lo militar y lo religioso
    Empecé este texto asumiendo la amplitud del concepto que nos ocupa y difícil continúa siendo encontrar los límites para una definición aceptable. Sin embargo, sí me parece rechazable la ideología nacionalista desde una defensa de las libertades individuales y de la ética cuando parece sostener que lo más importante para el ser humano es su afiliación nacional, innata en él, provocando, en última instancia, los mayores sacrificios y actos dignos de ser reprobados en otras circunstancias, justificados en nombre de la "patria" o la "nación" (términos que merecerían ser analizados por separado pero que la historia parece haber unido, haciéndolos intercambiables, quizá con una connotación sentimental mayor en el caso de la "patria"). Parece obvio que es el nacionalismo el que inventa la nación y por eso nada tiene de "natural"; son aquellos que se erigen en líderes nacionalistas y salvaguardas de las esencias patrias los que recogen y seleccionan las características identitatarias que les convienen a sus objetivos políticos, características que poco o nada suelen tener en común con las de cada individuo en particular y con el pueblo en general; cuando se habla de nación, no puedo evitar entender que alguna forma de dominación política se adueña del término. Se ha añadido en muchas ocasiones un adjetivo a la cuestión nacionalista: "pacífico", "no excluyente"... y es porque el mito de la nación parece ir unido a lo "agresivo", al enfrentamiento entre el "yo colectivo" y "los otros" donde entra en juego la odiosa maquinaria bélica, que reafirma su patriotismo en la existencia de un "enemigo" constante, el cual si no existe habrá que inventarlo. Llegamos a la conclusión de que existe una vinculación entre lo "militar" y lo "nacional" que puede llegar a identificar peligrosamente al individuo y a la comunidad a la que pertenece -así como a la forma de organización social de la misma- con la más extrema concepción del autoritarismo que es el ejército. Tenemos, por lo tanto, un odioso concepto: "la unidad sagrada de la patria", formada por un universo mitológico donde la justicia y racionalidad no tienen por qué tener cabida, o se relegan a un segundo plano ante el empuje de esos mitos que desembocan tarde o temprano en la puesta en marcha de la maquinaria bélica. Cualquier razón, las más de las veces se llamará "defensiva", bastará para la agresión a otras naciones-Estado, invocando seguramente cada una de las partes el nombre de la libertad.
    La idea de patria o nación -y el Estado que las vertebra- no deja de ser un concepto cercano a la teología. Como las religiones, los nacionalismos y las naciones pueden ser malos o menos malos, según la deidad a la que se adore, pero todas encierran la falsedad y el despotismo en sus mitos creados artificialmente. Es hora de acudir de nuevo a los clásicos anarquistas, que ya denunciaron el fortalecimiento continuo que hacía la clase dirigente del mito religioso (y extensible al nacional, en su formación estatal) en aras de una supuesta válvula de seguridad para el pueblo. Me apresuraré a releer al viejo Bakunin -aunque seguro que él no hubiera estado totalmente de acuerdo conmigo en la manera de entender la nación, no hay que olvidar que era fundamentalmente un hombre de acción que le llevaba a estar al lado de pueblos oprimidos, frente a alguna forma de imperialismo, que él consideraba "naciones"- y su conocida obra "Dios y el Estado" -insisto, no todos identificarán Estado con nación, yo sí me permito hacerlo-, donde pasó revista a los conceptos teológicos tradicionales vinculándolos con la institucionalización de nuevos mitos -incluso el de la ciencia, la denuncia del autoritarismo no poseía límites en el gigante ruso- al servicio de unos pocos.
    Resulta imprescindible denunciar las mitologías nacionales, basadas en supuestas esencias eternas, valores trascendentes o, peor aún, en gestas bélicas. Este razonamiento, por mucho que se maquille con palabras más ajustadas a los nuevos tiempos por parte de los Estados más fuertes y "democráticos", permanece actual, en su vertiente mítica y mixtificadora, independiente incluso del afán globalizador de la economía capitalista.
    Es para mí una obligación del anarquismo el mantenerse fortalecido y coherente con su legado internacionalista, humanista e ilustrado. Algunas escuelas de pensamiento de la antigua Grecia ya exploraron una visión cosmopolita, que luego tendría acomodo en algunos aspectos del período de la Ilustración. Las ideas antiautoritarias asumen con fuerza esta visión de la humanidad como un todo moral, para nada enfrentada al natural amor que los seres humanos puedan tener a la tierra que les vio nacer.
    De nuevo, mediante las ideas libertarias, debemos profundizar en los problemas creados artificialmente por los Estados-naciones y sus fronteras políticas, que no tienen nada de "naturales" y que suponen un obstáculo para una verdadera emancipación de la humanidad.

    José María Fernández Paniagua
    Artículo publicado en el periódico anarquista Tierra y libertad núm.213 (Abril 2006)